Radios de los aƱos 30
- EA3BUU
- 10 sept 2017
- 2 Min. de lectura

En el presente artĆculo hablarĆ© sobre las radios de la dĆ©cada de los 30. Particularmente son mis preferidas por su aspecto, tamaƱo y sonido, debido al mueble de madera que actĆŗa de caja de resonancia y a sus altavoces dimensionados generosamente. Cuando tengo que repararlas tengo mĆ”s espacio en el interior y ello favorece acceder a los componentes mucho mejor. Sus circuitos no son complicados, son sencillos y robustos y fabricados para durar muchos aƱos, ātodo lo contrario de los aparatos de hoy en dĆaā.
Siempre me han gustado las lƔmparas grandes y estas radios las llevan.

En muchos muebles el trabajo de ebanisterĆa es excelente, al igual que sus botones de baquelita o madera que les dan una apariencia noble. No hay que perder ningĆŗn detalle, un simple enchufe en estas radios es digno de contemplar, su robustez, el material de baquelita o porcelana del cual estĆ” hecho, que en algunos modelos incluso tiene bellos grabados con adornos y si podemos aprovechar el cable de alimentación de tela aĆŗn mejor para mantener su aspecto original.

Entre ellas estƔn las famosas radios de capilla o catedral, dignas del mejor de los artesanos en la madera. Sin despreciar los muebles de baquelita, siempre me ha seducido el mueble de madera, lo puedes lijar y encerar simplemente, o tintar y barnizar despuƩs, restaurar o fortalecer el interior del mueble con cola de carpintero, etc, etc.

En lo concerniente al paño de altavoz, ésta es una parte de la restauración que nos puede sorprender gratamente por la elección del mismo, ya que telas antiguas que podamos encontrar en el baúl de nuestros padres o abuelos, dan mucho juego y el resultado puede ser exquisito, o terriblemente hortera si no le ponemos un poco de buen gusto en nuestra elección.

Los diales son otra particularidad de estas radios, los hay rectangulares, redondos, de media luna, de latón, con escala numĆ©rica o con el nombre de las ciudades de donde emiten las emisoras comerciales. Siempre acompaƱados por esa luz amarillenta y cĆ”lida que nos transporta a otra Ć©poca de nuestra historia, alrededor del fuego del hogar en una noche frĆa de invierno nevando y sintonizando una canción, una charla, una noticia, o tal vez el parte del tiempo que nos comunica que la nieve va para largo.

Pensemos en los años que han pasado desde que el operario de la fÔbrica acabó de construir esa radio y se puso a la venta en un comercio, quien la compró y por cuÔnto, por cuÔntas manos pasó hasta que llegó a nuestras manos, destartalada y sin funcionar.
Una vez que llega a mis manos una de estas radios después de repararla y restaurarla, le devuelvo la vida de nuevo, es una satisfacción pensar durante cuÔntos años mÔs seguirÔ realizando su función tal vez 100 o 150 años desde que se fabricó.

Quien se lo hubiera dicho a ese operario en los aƱos 30 que la radio que construyó seguirĆa funcionando hasta el aƱo 2017ā¦ā¦y mĆ”s.
Bien, ha sido un artĆculo tal vez mas poĆ©tico que tĆ©cnico, pero me atrapó la inspiración y no pude resistirme a compartir mis experiencias y, por quĆ© no decirlo, mis sentimientos hacia este mundo tan apasionante que aun hoy en dĆa es la radio.
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